viernes, febrero 20, 2009

Blues a las 3 am

Capítulo 1: Karranke

En aquella época, finales de los 70, era un veinteañero que dormía 6 horas la madrugada del sábado al domingo para ir con la resaca a cuestas a tocar con sus amigos del instituto. Siempre aparecía tarde en casa de Lucía cargando con la guitarra y el ampli, mendigando algo de agua para tratar de aliviar mi dolor de cabeza, luego su padre nos llevaba a la casa del campo en aquella furgoneta Volkswagen tan hippy.

Allí tocábamos sin molestar a nadie mientras el resto de la familia pasaba un día de campo, paella incluida. Tanto tiempo después los 70 suenan como un añorado y distante eco que abofetea mi presente.
Lucía, o Janis como yo la llamaba por Janis Joplin, tocaba una guitarra flamenca algo primitiva pero en fabuloso estado de conservación, siempre bromeaba que valía más que su vida a pesar que ningún Lutier la había tasado y quizás tampoco ninguno de ellos la reparó jamás ya que ella misma la restauró y mantuvo. Mateo añadió un set de batería a la caja que tenía de su padre cuando ganó algo de dinero trabajando un verano con su tío en el mercado. Johan Sebastian, o Sebas, era un alemán que conocimos en la playa, se vino a aprender español a cambio de alemán y a emprender una nueva vida en Málaga tras haber estado un par de vacaciones de verano con sus padres en la Costa del Sol, tocaba un teclado que se trajo de su patria. Finalmente yo, Toni, al igual que Mateo trabajé a destajo un verano para comprarme una guitarra eléctrica inspirado por los discos compactos de Jimmy Page y su banda, Led Zeppelin. Bueno con compactos me refería a aquellos viejos vinilos pequeñitos de 33 revoluciones, esas 33 o 45 eran las únicas revoluciones que nos dejaban tener.

Al principio versionábamos a los Beatles, Dylan, Rollings, Who, Led Zep, Jackson Five y otros grupos que sonaban en la radio o vinilos que nos mandaba el hermano de Sebas, números uno y caras B de la lista británica y americana. Nos divertíamos, sonábamos bien con nuestro propio sonido y un nombre en un idioma antiguo, Karranke. Para ser más exactos era en un idioma prerromano y venía a significar "lugar de piedras", además era el nombre de nuestra barriada. A nuestro repertorio también incluimos composiciones propias, compusimos unas 5 o 6 canciones y dimos algún que otro conciertillo en bares algo conocidos que hoy en día ya no existen. Continuamos un tiempo así, compaginando estudios, trabajos y la música, hasta que cada uno de nosotros tuvimos un buen motivo para abandonar aquella calle de casas matas que en mitad de una de las barriadas autárquicas que el generalísimo construyó en Málaga.

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